martes, 4 de diciembre de 2012

Campesinos traicionados

Campesinos traicionados

EL PERIODICO

Esta ley se centra en promover una visión estatista de la economía.
HUGO MAUL R.

Tantas luchas, sufrimientos y privaciones para terminar con una ley de Desarrollo Rural. De Guatemala a Guatepeor: del abandono y explotación de un sistema mal llamado capitalista, al abandono y explotación de un sistema mal llamado Desarrollo Rural Integral.

Creer que el desarrollo rural se logrará ampliando la burocracia, aumentando el gasto público y dando más poder discrecional a los funcionarios públicos, en el mejor de los casos, obedece a una visión estatista de la economía. En el peor de los casos, se usa el desarrollo rural como excusa para garantizar el acceso a la corrupción, despilfarro y tráfico de influencias de ciertos dirigentes sociales y campesinos.

Esta ley, al final de cuentas, se centra más en promover una visión estatista de la economía que en promover el desarrollo rural. Si quienes tanto apoyan esta ley no tuvieran una “hipersensibilidad ideológica” a otro tipo de ideas, se darían cuenta que no se puede hablar de desarrollo rural sin hablar de mejorar la definición, respeto y fortalecimiento de los derechos de propiedad de los campesinos; de la necesidad de inversiones de capital intensivas en el uso de mano de obra fuera de las áreas urbanas; de facilitar el acceso de la producción rural a mercados más amplios y sofisticados a nivel internacional; de la necesidad de crear empleo no agrícola en el área rural. Poco o nada de esto se logra con la actual ley de Desarrollo Rural.

Lo que es más grave, dados el avance tecnológico y los cambios que experimenta la economía mundial, no puede seguirse pensando que el desarrollo rural se logrará como se pensaba hace 60 o 70 años.

El reto consiste en crear más y mejores oportunidades en el área rural, no en perpetuar modelos económicos de subsistencia, ampliar la esfera de acción de la burocracia o convertir a los campesinos en rehenes de la maquinaria política. Una cosa son los intereses de los campesinos, otros los de la dirigencia campesina.

La ley seguramente mejora la economía de la dirigencia campesina, no necesariamente la economía campesina. Campesinos traicionados: el “sujeto priorizado” ávido de desarrollo y sus defensores entregándolo al Leviatán.

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