martes, 10 de julio de 2012

ESTO ESTA QUE ARDE.Si los depuran nos quedamos sin Ejército


La depuración del Ejército hay que esperarla sentados

Los ascensos en el Ejército, por norma, se manejan por el crimen organizado, los ladrones de cuello blanco (financistas del gobierno de turno), o, en las últimas décadas por los jerarcas del narcotráfico. 

Por: Jose Rubén Zamora
Jose Rubén Zamora
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Ampliar imágenEPFoto:  Victor Matamoros > elPeriódico
Junio es el mes en el que los soldados honorables del Ejército, por tradición, ven frustrados sus sueños. Los ascensos, por norma, se manejan por el crimen organizado, los ladrones de cuello blanco (financistas del gobierno de turno), o, en las últimas décadas por los jerarcas del narcotráfico.

Como caso ilustrativo, basta poner bajo la lupa los tiempos de desgobierno de Alfonso Portillo, cuando hizo generales a conocidos delincuentes, que saquearon el Instituto de Previsión Militar (IPM), el Ministerio de la Defensa, los generales Eduardo Arévalo Lacs, Lionel Méndez Estrada, Miguel Posadas Pérez y el talentoso Robin Macloni Morán Muñoz. Este último célebre porque en su casa de la colonia Lourdes construyó, al estilo de El Cartel de los Sapos, su propia “caleta”, la cual le fue saqueada en un montaje peliculesco, con falsos polícias, personal del Ministerio Público, en vehículos aparentemente oficiales que se llevaron US$5 millones que Macloni tenía “ahorrados”. Quienes lo asaltaron, fueron algunos de los oficiales miembros de su propio Estado Mayor en sus días como Ministro de la Defensa.

En los días de Óscar Berger, a instancias de un trío de asesores civiles, supuestamente expertos en el tema militar, se hizo generales y ministros de la Defensa a Francisco Bermúdez Amado y a Cecilio Ronaldo Leiva Rodríguez, quienes vendieron las armas de ayuda MAP, donadas por el Gobierno de los Estados Unidos, a un traficante internacional de armas, que hoy descansa bajo la sombra en los Estados Unidos de América. Ambos exmiembros de la cúpula militar andan campantes, caminando en la colonia Lourdes, en lugar de estar presos por tráfico de armas.

A continuación se presenta un resumen somero del armamento y munición vendida por Francisco Bermúdez y Cecilio Ronaldo Leiva Rodríguez, exministros de la Defensa, al traficante internacional de armas, hoy en día detenido por los gringos:

26 mil 678 fusiles

226 pistolas

7 millones 820 mil 520 cartuchos calibre 5.56 

1 millón 346 mil 32 cartuchos calibre .30” 

1 millón 32 mil 280 cartuchos calibre 7.62 mm 

Estos flamantes generales dejaron, hasta la fecha, sin tren de abastecimiento al Ejército de Guatemala. Por cierto, junto a autoridades civiles y el apoyo de Juan Carlos Leal, fueron también responsables del robo de US$8 millones en efectivo del Aeropuerto La Aurora. El robo en efectivo más grande del mundo.

Cuando ascendió Cecilio Ronaldo Leiva Rodríguez, por instancias del presidente Óscar Berger, también ascendieron el general Lorenzo Escobar Sánchez, que en la actualidad trabaja en Relaciones Exteriores; el general Juan José Guevara Castillo y el general Abraham Valenzuela González. 

Al año de su gestión presidencial, Álvaro Colom, bajo la guía de Carlos Quintanilla, nombró a Valenzuela ministro de la Defensa Nacional. Luego de su temporada como inocente “durmiente”, volvió a la vida, a la hora buena, al llamado del Comandante General de los “tiempos de solidaridad”. 

El nombramiento de Abraham Valenzuela obedeció a un compromiso del gobierno de turno con la familia Mendoza, con los Lorenzana, con Juancho León y Ortiz Chamalé, quienes en conjunto aportaron US$5 millones para la contienda electoral, cifra que entregaron a Carlos Quintanilla en la aldea La Pepesca, Izabal.

Fue así que durante los restantes 2 años y medio no se logró, ni con la ayuda de la DEA, la captura de ninguno de sus narcofinancistas.

Los éxitos llegaron más tarde, cuando el Presidente se vio obligado por el Gobierno de Estados Unidos a capturar a Ortiz Chamalé, pues la DEA tenía interceptadas sus comunicaciones y logró establecer las relaciones entre Ortiz Chamalé con Gloria Torres, hermana de la exesposa del Presidente; con el coronel Valenzuela González, director de Inteligencia Militar y hermano del Ministro de la Defensa, y, con el propio Ministro, a quien ya le seguían los pasos. 

Colom no tuvo más que acceder, pues era más comprometedor para su gobierno que capturaran a su Ministro de la Defensa en funciones y a su cuñada. A partir de esta coyuntura, fueron nombrados Ministros y responsables de Inteligencia, sin relación con los narcos y los éxitos y las capturas abundaron. Fueron memorables las llamadas de Ortiz Chamalé, luego de su captura, al ministro de la Defensa Valenzuela y a la cuñada del Presidente Colom.

El sábado 30 de junio, día en que se conmemora la gesta de Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados, tuvieron lugar los ascensos de oficiales militares. La expectativa de que quedara de lado la influencia de financistas, delincuentes de cuello blanco y carteles de criminales y sus respectivos “durmientes” era enorme. 

Al revisar el listado de quienes fueron ascendidos, la frustración asalta al más ingenuo.

Entre otros “durmientes”, ascendió el coronel Faustino Saavedra Carrascosa, comandante de la 1a. Brigada de Petén, involucrado en los saqueos del Ministerio de la Defensa en la época de Alfonso Portillo, cuando tenía como ministro a Lionel Méndez Estrada, colocado por el crimen organizado (Ortega, Salam y Napoleón Rojas). Saavedra, fue también quien autorizó las licencias de portación de los fusiles que se encontraron en la residencia del narco Otto Herrera, en la zona 14. El coronel Raúl Oliva Cermeño, actual director del Comando Superior de Educación del Ejército (Cosede), quien perdió la prueba física para el ascenso, amigo íntimo del célebre Sisniega, desfalcador de varios millones en la otrora Guardia Presidencial en época de Alfonso Portillo y actual asesor del Ministerio de la Defensa, miembro de la misma cofradía. Oliva fue nombrado por Quintanilla en el hospital militar para “velar” por la compra cuidadosa de medicamentos. 

El coronel Ronaldo López Laínez, actual jefe de Finanzas del Ministerio de la Defensa, cargo que ostentaba cuando fue parte del “negocio del tráfico de armas” en los envíos que realizó en complicidad con el ministro, general Ronaldo Cecilio Leiva Rodríguez; el coronel y licenciado Erick Fernando Melgar Padilla, jefe del Departamento de Control de Armas y Municiones, (Decam), quien autorizó a un grupo familiar de narcos conocidos la licencia para portar AK-47 y Mini 16, que como agradecimiento le regalaron una moto BMW; hermano del exoficial Armando Melgar Padilla, quien actualmente es el poder emergente del narcotráfico en el área fronteriza entre Honduras y Guatemala.

El coronel René Medina Fernández, hombre de confianza del exministro de la Defensa, acusado del saqueo de Q140 millones de dicho Ministerio; junto con Alfonso Portillo, general Eduardo Arévalo Lacs, “durmiente” al que misteriosamente se le desaparecieron en las vacaciones de noviembre y diciembre de 2009, del Hall de Chiquimula, 42 fusiles y su munición, que, de pura casualidad, están en manos del crimen organizado y el narcotráfico. Medina se desempeña como Comandante de la 2a. Brigdada de la Policía Militar, cuya sede será en las instalaciones de La Escuela Politécnica, en San Juan Sacatepéquez.

Ascendió Francisco Sagastume Ramos, quien realizó su carrera bajo la sombra de Fernández Ligorría y la red Moreno. Uno de sus más estrechos socios es Dalio Martínez, más conocido como el “Vista del Millón”, miembro destacado de la red Moreno. 

Es obvio que tendremos que esperar, sentados en una cómoda mecedora, una nueva era de gestión en el Ejército, donde los puestos, las posiciones y los ascensos, tengan lugar por méritos, ejecutorias, honorabilidad, decencia, sin favoritismos y puedan quedar afuera los miembros putrefactos dentro del estamento militar y los “durmientes” del crimen organizado y el narcotráfico. Es fundamental, que queden de lado prácticas perniciosas, tales como desarrollar e integrar redes de informantes en las diferentes jerarquías de oficiales, a la usanza de los años ochenta, durante el conflicto armado interno, como la que funciona en la actualidad, con la promoción 109 favorecida con la Jefatura del Presupuesto de Finanzas y los puestos logísticos de todos los Comandos Militares o los integrantes de la Promoción 122, que por “casualidad” son todos ayudantes de inteligencia, al estilo de los sátrapas del Medio Oriente. Aliviados estamos.

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